Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 27 de marzo de 2020

Diáspora

Incendio en el bosque, de Piero do Cosimo

Lo característico del Bosque de Cardián, situado en la actual Etiopía, aparte de lo frondoso de su vegetación formada por grandes árboles de las más diversas especies, era su fauna.
Los únicos animales que lo habitaban vivían encaramados en las copas más altas, de donde solo bajaban para comer y para parir.
Los cardianes, que así se llamaban estos curiosos seres, tenían forma de sirena, con torso y cabeza humana, y cola de pescado. En vez de las aletas caudales, disponían de fuertes garras que les servían para agarrarse a las ramas, y en lugar de las dorsales, tenían alas con las que salían en busca de caza.
Su gestación duraba nueve meses y reproducción era ovípara. Cuando llegaba momento del parto, los huevos caían al suelo e inmediatamente se abrían y liberaban a las crías. Unos recién nacidos se desarrollaban como peces e iban al mar; otros se transformaban en aves y volaban a lejanos confines para nunca volver; y algunos, los más tardíos, crecían con forma humana y se distribuían por el mundo.
Dado que los Cardianes eran inmortales, la supervivencia de los humanos, peces y aves, estaba asegurada... hasta que se quemó el bosque.

2 comentarios:

  1. Seguro que, por desgracia, el bosque no ardió solo, y apostaría que no fueron las aves ni los peces los causantes.
    Es verdad que la humanidad es el cáncer de la Tierra.

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    1. Bueno, puesto que estamos pasando encerrados estos días, coja os un lápiz, un pincel, una guitarra o nuestra imaginación y convertámonos en cardianes.

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