Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 28 de junio de 2019

Notas de un alma ausente (Serie mis cuadros - 24)

Plaza del Pósito. Jaén.

El cálido tiempo invernal invitaba a sentarse en los bancos de la plaza vacía, repleta de presencias que disfrutaban de las conversaciones de los tertulianos. Las copas de los árboles, recién podados, servían de soporte a nidos de gorriones muertos por el frío y la contaminación. El trino era incesante y melodioso. La oscuridad se adueñaba cada día de las sombras, desde la salida del sol hasta el ocaso. Los cigarros descansaban mortecinos entre los labios inertes, sin llegar a consumirse nunca. Había tanto bullicio que la sensación de soledad era apabullante. La algarabía reinante permitía concentrarse en lo que cada momento se quería ofrecer, sin llegar a conseguirlo. El orden y el caos descansaban en perfecta armonía.
Yo recuerdo haber estado allí, hace muchos años, dos veces, antes de haber nacido y después de morir. Es una experiencia curiosa. Nadie sabe de ti, siendo como eres, omnisciente. Nunca le he contado nada a nadie, pero he dejado pistas, por si alguien aprendiera a leer y quisiera escribir un libro.

4 comentarios:

  1. Yo nunca he tenido esa sensación; en todo caso, dado que aún vivo, sólo habría tenido la primera.
    No obstante, buscaré pistas por si algún día me decido a escribir un libro.
    Lo que pasa es que, me temo, que,cuando encuentre esas pistas, probablemente ya no esté en condiciones de escribir nada.
    José Carlos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Normalmente son las pistas las que nos buscan a nosotros. Si no nos encuentran quizás sea que no tengamos los ojos abiertos.
      Si las recogemos y las vivimos, escribamos o no, allí están esperándonos.
      Nuestra historia e imaginación están a su servicio.

      Eliminar
  2. Estremece hasta el último rincón del alma.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estremece lo ilógico, lo desconocido, el olvido y la premonición. Estremece lo que se escapa del control y estremece lo que te controla. Có eso jugamos.

      Eliminar