De las palabras y la luz, de Pedro Muiño |
—"A este juego lo llaman los más viejos el quitaletras,
y ya lo hemos practicado antes". Empecemos —dijo el profesor— ¿qué sobra
de esta frase?
—Yo creo que la "b" y la "v" son siempre
una fuente de conflictos. Yo quitaría la "v" y, en esta frase en
concreto, no cambiaría de sentido —respondió el alumnos más aventajado.
—Bien, quedaría así: "A este juego lo llaman los más
iejos el quitaletras, y ya lo hemos practicado antes".
—Yo eso también lo aplicaría a la "y" y a la
"ll" —planteó otro alumno— ¿podría ser?
—Es justo, sigamos. "A este juego lo aman los más iejos
quitaletras, a lo hemos practicado antes".
—En otro sentido, la "a" y la "o",
también son fuentes de conflicto por sus connotaciones sexistas.
—"Este jyeg l ls ms iejs el quitletrs, l hems prtid
nytes". Es muy complicado habrá que quitar palabras que no pueden
pronunciarse ni tienen sentido —Corrigió el profesor—, quitad las sílabas
impronunciables y leedlo a ver cómo queda.
—"Este jueg iejs el quitletrs, hems tid ntyes".
—A mí no me gustan la "i" ni la "u", son
vocales débiles y no hay quien se aclare cuando hay que acentuarlas. Fuera,
pues.
—"Este jeg ejs el qtletrs, hems td ntes".
—Hemos dejado otro conflicto: la "g" y la
"j", siempre terminan confundiendo. Acabemos con ellas y volvamos a
quitar las sílabas impronunciables.
—"Este e es el, hems td ntes".
—Entre la "s", la "z" y la
"c", que, para colmo, esta última, se puede confundir con la
"q" y la "k", hay muchas equivocaciones en la pronunciación
y en la escritura. Son peores que la "b", la "v", la
"g", la "j", la "y" y la "ll" —se
atrevió a decir un alumno de la última fila—, y a ver si acabamos ya.
—Sea: "t e e el, hem td nte", y nos quedamos con "e
e el, hem", que se puede pronunciar.
—Es cierto que es un documento legible, pero carece de
sentido —volvió a interrumpir el alumno aventajado—, tres letras "e"
y una sílaba absurda "hem". No tiene sentido continuar, acabemos el
juego.
—Un momento —dijo el profesor—, tienes razón, pero si nos
fijamos en las letras, solo una mantiene el sentido desde que iniciamos el
juego, la "h". Propongo quitar todas, pero dejar la h, la única que
mantiene su identidad escrita y hablada.
—Vale —contestaron todos al unísono— dejamos la
"h"
—Queda pues la "h". Queda la muda. No se hable
más.
No se habla de los signos de puntuacion. (el teclado no me deja poner tildes)
ResponderEliminarLas tildes necesitarían otro cuento.
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