Saturno devorando a su hijo (detalle), de Francisco de Goya |
El poderoso y arrogante general, sintiéndose en peligro por
la actitud de la turba que rodeaba el palacio, se encerró con su mujer en el
sótano.
Los cabecillas de la revolución organizaron el asedio con la
esperanza de que, cuando se le acabara la comida, se rendiría, pero pasaron los
días sin que hubiera ningún movimiento y decidieron asaltar el palacio. Al
entrar, encontraron solo al general, comiéndose un aromático plato de carne
recién cocinada.
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