Jardín, de Ezequiel Barranco |
Érase de un marinero que hizo un
jardín junto al mar, y se metió a jardinero.
Corrían
los años cuarenta, el invierno se alejaba poco a poco y la tierra despertaba
con los días alegres y frescos de la pronta primavera.
Limpió
el huerto de hierbas, cortó y preparó los esquejes —las rosas, siempre tan
delicadas, requerían un mino especial—, podó los perales y los manzanos,
preparó el compost y comenzó la labranza.
Pronto
chocó el arado con algo inesperado y diversos huesos aparecieron entre la
tierra. Siguió arando pensando que eran de algunos animales, pero comenzaron a
aflorar restos de ropas raídas, zapatos viejos, boinas, una muleta, un azadón y
un capazo lleno de olivas.
Tuvo
que prestar mucha atención para notar el olor del miedo, el sabor salado de las
lágrimas que empapaban la tierra, los gritos que la brisa dejaba oír, la
angustia entre las malas hierbas, y la desesperación en las raíces secas de los
árboles frutales.
Estaba el jardín en flor, y el jardinero
se fue por esos mares de Dios.
A Antonio
Machado
Al escarbar la superficie en España aparecen restos ocultos, dictadura, guerra, quema de conventos, Inquisición, etc... Pero, en realidad, escarbes donde escarbes, acaban apareciendo miserias: cristianos, judíos, herejes, esclavos, negros...
ResponderEliminarLa culpa no es de la tierra sino del hombre (o la mujer para no ser tachado de nada).
Si el marinero pudiera escarbar por esos mares de Dios, mucho me temo que algo tenebroso sacaría.
En cualquier parte de España, Alemania, Argelia, Bosnia... basta escarbar un poco para encontrar restos de miserias humanas contra comunistas, judíos, negros, gitanos o protestantes. El mal no está en la tierra, sino en el hombre, en la raza humana.
ResponderEliminarMucho me temo que nuestro buen jardinero no tardará en sacar del agua a alguno de los "desaparecidos" de Videla
Me temo que expresas o que está pasando en cualquier parte del mundo, con cualquier justificación.
EliminarGracias por tu comentario.
De nada. Es un placer comentarlo pero, sobre todo es un placer leerte.
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