La Tertulia del Café del Pombo, de José Gutiérrez Solana |
Corría el año dos mil veintisiete y un grupo de poemas del
Club de los Versos Olvidados se reunió en el Hostal de las Letras, para celebrar
el centenario de su edición.
—Porque vivimos a
golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo —abrió La
Poesía Es Un Arma Cargada De Futuro, con un
aire entre nostálgico y reivindicativo.
—¡No seas tan pesimista! —replicó Palabras Para Julia— Tu destino está en los demás, tu futuro es
tu propia vida, tu dignidad es la de todos. Otros esperan que resistas, que les
ayude tu alegría, tu canción entre sus canciones.
—No quiero que me
repitan que los muertos no pierden la sangre, que la boca podrida sigue pidiendo
agua —repetía Gacela De La
Muerte Oscura, como una salmodia interminable, desde una
oscura esquina del salón.
—Creyó que el mar era
el cielo; que la noche, la mañana —Respondió La Paloma, mirando a la Gacela
con un gesto displicente.
—Si he sufrido la sed,
el hambre, todo lo que era mío y resultó ser nada, si he segado las sombras en
silencio, me queda la palabra — En Un Principio intentó volver a centrar
así la tertulia y reivindicó la importancia de su presencia
—Yo quiero hacer del eterno futuro un limpio
solo de clarinete con opción al aplauso que salga y entre libremente por mis
intersticios de amor y de odio —Replicó Continuidad, dando un golpe
en la mesa.
—Lucha alegre, lucha, vence, envuélvete en tu
bandera. Te están mirando, te miran, que no te olviden con pena —Fue la respuesta que Arenga dejó caer desde
su apartado sillón.
—El odio se amortigua
detrás de la ventana. Será la garra suave. Dejadme la esperanza —dijo
Canción Última, para cerrar la tertulia al tiempo que se levantaba y volvía al
campo a vivir con sus sueños.
Brindaron y se despidieron con la idea de volver a reunirse
pasados otros cien años. El conserje del Hostal reservó el salón para el año
dos mil ciento veintisiete para El Club de los Versos Eternos.
Cómo dice el Miguel Hernández de la época, la garra de cualquier época será más suave si sigue existiendo una poesía y si existe una generación llamada "de los veintisiete".
ResponderEliminarSiempre existirá la poesía.
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