Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 23 de febrero de 2018

Tertulia literaria

La Tertulia del Café del Pombo, de José Gutiérrez Solana 


Corría el año dos mil veintisiete y un grupo de poemas del Club de los Versos Olvidados se reunió en el Hostal de las Letras, para celebrar el centenario de su edición.

—Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo  —abrió La Poesía Es Un Arma Cargada De Futuro, con un aire entre nostálgico y reivindicativo.
—¡No seas tan pesimista! —replicó Palabras Para Julia— Tu destino está en los demás, tu futuro es tu propia vida, tu dignidad es la de todos. Otros esperan que resistas, que les ayude tu alegría, tu canción entre sus canciones.
—No quiero que me repitan que los muertos no pierden la sangre, que la boca podrida sigue pidiendo agua —repetía Gacela De La Muerte Oscura, como una salmodia interminable, desde una oscura esquina del salón.
—Creyó que el mar era el cielo; que la noche, la mañana —Respondió La Paloma, mirando a la Gacela con un gesto displicente.
—Si he sufrido la sed, el hambre, todo lo que era mío y resultó ser nada, si he segado las sombras en silencio, me queda la palabra — En Un Principio intentó volver a centrar así la tertulia y reivindicó la importancia de su presencia
—Yo quiero hacer del eterno futuro un limpio solo de clarinete con opción al aplauso que salga y entre libremente por mis intersticios de amor y de odio —Replicó Continuidad, dando un golpe en la mesa.
—Lucha alegre, lucha, vence, envuélvete en tu bandera. Te están mirando, te miran, que no te olviden con pena —Fue la respuesta que Arenga dejó caer desde su apartado sillón.
—El odio se amortigua detrás de la ventana. Será la garra suave. Dejadme la esperanza —dijo Canción Última, para cerrar la tertulia al tiempo que se levantaba y volvía al campo a vivir con sus sueños.

Brindaron y se despidieron con la idea de volver a reunirse pasados otros cien años. El conserje del Hostal reservó el salón para el año dos mil ciento veintisiete para El Club de los Versos Eternos.

2 comentarios:

  1. Cómo dice el Miguel Hernández de la época, la garra de cualquier época será más suave si sigue existiendo una poesía y si existe una generación llamada "de los veintisiete".

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