A MIGUEL HERNÁNDEZ
(En el septuagésimo quinto aniversario de su muerte)
La incertidumbre del poeta, de Giorgio de Chirico
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Perdiste la libertad por besar la mejilla de tu presente y
al vientre tierno y dócil de tu futuro. De cárcel en cárcel caíste bajo las garras
impías de aves rapaces que te esperaban escondidas entre los árboles de tus
sueño.
Escribiste desgarros entre paredes y rejas de odio,
queriendo mantener alto el telón de tus párpados mientras de tu pecho,
profundamente herido, manaban borbotones de sangre y muerte. Tu cuerpo, dolido
y tu mente pisoteada por cien jinetes que galopaban sobre tus sienes, cantaba:
Cierra la puerta
echa la aldaba carcelero
ata duro a ese hombre,
no le atarás el alma
Voló tu alma, libre de cadenas y fosas, de lobos y sombras,
por encima del toro, del caballo y del hombre.
Tu sangre, roja, violentamente roja, dejó la tierra manchada
de mentiras y silencios, se derramó en la maleta de Antonio, se hizo un
torrente bajo el cielo alimonado de la ausencia de Federico y fue palabra en
oídos de un futuro desalentado y cebolla en tus ojos que nunca se cerraron.
Tu canto fue su propia elegía. Tu tierra —monte, pueblo,
gente, sangre y odio, ríos de sangre y odio, muerte, fosa común, España— fue tu
tumba.
Rescatado entre papeles olvidados:
Homenaje a Miguel Hernández en el
cuarenta aniversario de su muerte.
28 de marzo de 1982.
Así y todo cantaba ..."aún tengo la vida"
ResponderEliminarVivió poco pero nos dejó un legado inmenso.
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