Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 19 de agosto de 2016

Rutina

Bajó la persiana y dejó el salón a media luz, puso la radio, que en ese momento emitía los nocturnos de Chopin, se quitó los zapatos, dejó sobre la mesa el cenicero, la cajetilla de tabaco y un posavasos, cogió de la vitrina una copa, preparó en la cocina la bandeja, con una botella de ginebra y otra de tónica y unos cacahuetes y puso algo de hielo en la copa.
Ignoró la algarabía de niños que jugaban en la plaza, las bocinas de los coche, las conversaciones en la terraza del bar de debajo de su casa, al ladrido del perro del vecino y las risas de los jóvenes que salían del colegio.

Se sentó en el sofá, encendió un cigarrillo, se sirvió la copa, descansó los pies sobre la mesa y, ya atardeciendo, se dispuso a beberse lentamente, sorbo a sorbo, su soledad.

Habitación en Brooklyn, de Edward Hopper

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