Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 17 de diciembre de 2021

Conversaciones en la barra de un bar - III: La manzana

El Hijo del hombre, de René Magritte

El bar, una especie de bistró de esos que ofrecen comida económica, estaba casi vacío. Me senté en una banqueta en el extremo de la barra y pedí un café, que Ezequiel, el camarero, me sirvió diligente. En el salón, una mesa estaba ocupada por un variopinto grupo de comensales que charlaban amigablemente.

Presidiendo la comida estaba el de mayor edad, Mr Newton, que insistía que lo llamaran por su nombre; a su derecha estaba Guillermo y a su izquierda Eva y una vieja enlutada con una gran verruga en la nariz. Don Isaac comía un apetecible pastel de carne, Guillermo y la vieja un goulash y Eva nada, solo se quejaba, desnuda como estaba, de que hacía mucho frío.

Yo, aburrido en la barra, miraba como el almuerzo trascurrió sin incidencias hasta que llegaron los postres, todos pidieron una manzana y el camarero les dijo que solo les quedaba una. A partir de ese momento todo fue un caos. Mr. Newton insistía en que, tras su siesta debajo del manzano, la necesitaba para un experimento; Guillermo aducía que la quería para entrenarse, que tenía un comprimido en el que no podía fallar; y Eva se quejaba de que su plan para atraer a su novio se iba a ir al garete sin la dichosa manzana. Solo la vieja ajena a la discusión le preguntó al camarero que qué otra fruta tenía para contentar a los demás, mientras manoseaba un botecito con un líquido trasparente y espeso y se miraba al espejo.

Estaban a punto de llegar a las manos cuando entró en el bar un nuevo cliente que se sentó junto a mí. Buenas tarde, me dijo al tiempo que se presentaba ―Jobs en mi nombre, me dijo y me preguntó si esa manzana verde que descansaba en un plato en el extremo de la barra era mía―. Yo le dije que no, que era para los contertulios de la mesa. A él le dio igual, la cogió, le dio un bocado, la miró con interés y se marchó sin decir nada.

Al salir se despidió del camarero y éste le respondió: Hasta otro día Mr. Steve.



2 comentarios:

  1. ¡Qué bueno! ¡Lo que más de sí una manzana!
    (Falta Adán)

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    1. Sí, aunque con imaginación se le puede sacar partido a cualquier cosa, circunstancia o persona, lo cierto es que la manzana ha dado mucho juego a lo largo de los tiempos

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