Sirvienta leyendo en la biblioteca, de Édouard John Mentha |
Me han regalado un diccionario, un ejemplar único. Está muy actualizado, con todos los vocablos, nuevos y antiguos, de cualquier idioma, incluidos barbarismos, y hasta onopatopeyas y faltas ortográficas.
Es especial porque contiene todos los términos imaginables. Están reunidos por orden alfabético, pero a veces se juntan de acuerdo con el día. Así, si estamos en invierno, se agolpan los que se refieren al frío en las páginas centrales, para calentarse; si es un cálido día de verano, se alinean en los bordes de las hojas y pasan las páginas, para abanicarse; y si es de noche se acurrucan bajo las solapas. También están pendientes de nosotros y son capaces de agruparse en frases de ánimo o de duelo, o posicionarse en forma de sonetos y alejandrinos si nos ven inspirados. Pero lo más importante de este curioso glosario es que, cuando lo abrimos, las palabras se esconden para dejar las hojas en blanco y que podamos nosotros rellenarlas.
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