La pesadilla, de Johann H. Füssli |
Cuando el pequeño despertó, yo aún estaba allí. Su miedo solo era comparable a mi angustia, pero tuve que seguir ahí, inmóvil e impotente, hasta que se dio la vuelta, se tapó la cabeza con la almohada y se durmió.
Solo entonces conseguí volver a su sueño.
Solo entonces conseguí volver a su sueño.
¡Caramba! ¡Qué pesadilla!
ResponderEliminarNo cede ni al despertar.
Al despertar el sueño descansa de tu realidad.
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