La dama y el unicornio, de Luca Longhi
Cansado del confinamiento
en mi casa y de mis pesadillas, consciente de desperdiciar el ahora y buscar el
mañana en el ayer, sentado en el sempiterno sillón del hastío, y sin otra fe
que contar el paso de los minutos, entró por fin el unicornio azul, y pude
respirar.
—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
Marina
sábado, 9 de enero de 2021
Aburrimiento
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Pues así me veo yo, esperando e al unicornio azul.
ResponderEliminarLo que no se con exactitud es que me va a hacer el p... unicornio azul para mejorarme (y no me lo quiero imaginar)
Hará lo que tenga que hacer, y tú aprovéchalo.
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