Grabado de la serie Tauromaquia, de Pablo Ruiz Picasso
Sintió un
dolor infinito e irreparable cuando la bala cumplió el mortal objetivo del
cazador, como el anzuelo destrozó su vida previa de sargo o el alfiler la de
mariposa. En su postrero intento, reencarnada en su última vida la paloma —zahína,
noble, astiarmada—, en un empeño desesperado y justiciero, cayó
fulminada en la suerte de espadas.
—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
Marina
sábado, 23 de enero de 2021
Se equivocó la paloma
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En cada caso encontró su final a manos de un enemigo más fuerte y, sobre todo, más cruel.
ResponderEliminarQuizás, con suerte, en un futuro se reencarne en cazador, pescador, lepidopterista o torero.
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