Sobremesa |
Llevaban
más de cuarenta años casados y nunca había pasado una noche fuera de casa, pero
un día, tras una pequeña discusión sobre qué marca de café era la mejor, se
levantó, dio un portazo y desapareció.
—¿Dónde
has estado? —pregunté cuando volvió un mes después.
—Salí
—fue su única respuesta antes de servirse la copa e irse al sofá a ver la
televisión.
—¿No
tienes nada que contarme?
—Mañana
hablamos. Estoy muy cansado.
Ella
se levantó a recoger la mesa y él cogió la chaqueta y salió a la calle. En la
telenovela Daniela lloraba intentando retener a Humberto que, tras tomar el
café, abandonaba la casa dando un portazo.
Dejó
la bandeja en la cocina, apagó la televisión y la casa quedó en absoluto
silencio.
Quizá llevaba ya tiempo en silencio.
ResponderEliminarA pesar de Humberto y de Daniela (o a causa de ellos)
Es muy triste, pero hay muchos hogares en los que la única compañía el el ronroneo del televisor.
EliminarGracias por tu comentario.