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Ribadesella |
Desde
las barcas del puerto se podían ver todas las viviendas, y poco a poco sus
habitantes se habían hecho familiares. Empezando por la izquierda y de arriba
abajo, eran reconocibles una pareja de ancianos, un matrimonio joven con cuatro
hijos, un viajante que siempre iba y venía con maletas, unos homosexuales, una
familia de chinos con nueve retoños, una soltera de buen ver, una anciana con
su cuidadora sudamericana, un jubilado que cada día sacaba a pasear sus tres
perros y cada tarde regaba las plantas de su terraza, un borracho siempre de
bronca, un policía, la mujer de un militar que la había abandonado y poco más.
Desde
los pisos pasaba igual, todos conocían el movimiento de cada una de las barcas,
sus horarios de salida y vuelta, y el camino de la pesca que conseguían cada
jornada. Entre todas destacaba una, pequeña, azul y negra, situada entre otras
de mayor calado, pero que era claramente identificable por el nombre escrito en
el casco, en un llamativo color amarillo: Lourdes. Tanto era así que la
localización de las demás se basaba en ésta: La blanca de la derecha de
Lourdes, la de atrás de Lourdes, la de la izquierda de Lourdes, la de la bandera
amarilla dos filas detrás de Lourdes, o la roja cercana a Lourdes; y si
mirábamos desde una de las embarcaciones hacia el pueblo, encontrábamos la casa
marrón a la altura de Lourdes, la de los toldos de antes de llegar a Lourdes o
la alta justo al nivel de Lourdes.
Convertida
en una referencia para el pueblo, un día tuvo que marcharse y dejó libre la
plaza en el embarcadero, que en poco tiempo fue ocupada por un barquito,
también pequeño y azul, sin más identificación. Desde entonces, cuando los
lugareños buscan algo, las referencias variaron: La barca blanca de la derecha de
donde estaba Lourdes, la de atrás de donde estaba Lourdes, la de la izquierda
de donde estaba Lourdes, la casa de los toldos de antes de llegar a donde
estaba Lourdes, la alta justo a nivel de donde estaba Lourdes…
Efectivamente, la vida de un hombre tiene como referencia la mujer (la pareja) que lo guía. En la mayoría de los casos, una sola mujer se barra y se sobra para ser la referencia.
ResponderEliminarEn otros casos (como el mío) hay más de una referencia. En estos la vida del hombre va dando bandazos de un punto a otro.
Las referencias siempre están, solo hay que localizarlas.
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