Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 1 de febrero de 2019

Rodajas (Serie mis cuadros - 3)

Leños

La empresa se dedicaba a empaquetar y distribuir los más diversos productos, por piezas o al corte, habiéndose especializado en finas tajaduras de los más diversos materiales. Así, sus ventas más celebradas eran los discos de madera rebanada muy utilizados para banquetas y mesitas, los tentáculos laminados de pulpo y embutidos, los cordones seccionados en diversos tamaños, y las finas amputaciones podadas de los más diversos miembros, siendo los más celebrados los cortes de dedos, por su gran utilidad y fácil manejo, de gran aceptación por escritores y pintores incapaces, y con ansias de progresar.
En una situación desesperada, el veterano y polifacético artista, protagonista de esta historia,  vendió sus dedos a la compañía, primero el meñique y anular de la mano izquierda, más tarde el corazón y finalmente el índice y pulgar, de los que se desprendió, por estar más y tener mejor venta, en pequeñas lonchas, empezando por los pulpejos y terminando en la misma raíz. Días más tarde, cuando la necesidad se lo pidió, repitió la operación con la mano derecha.
Hoy, son otros los que escriben sus versos y pintan sus sueños.

4 comentarios:

  1. Vender sus dedos, vender su decencia, vender su integridad, su virginidad, su moralidad...
    Es como vender su alma al diablo.
    Las ofrendas son distintas, el diablo siempre el mismo.
    El dinero.
    Y ese diablo siempre reclama contrapartidas.

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    1. Cada uno tendrá que analizar el producto de la venta y el peso de las contrapartidas, y nosotros no seremos nadie para juzgarlo.

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  2. Hasta donde llegamos por la popularidad. Impresionante. Un fiel reflejo de la realidad

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    1. A veces es la popularidad, a veces la necesidad, pero siempre es negativo el resultado.

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