|
Auto de fe de la inquisición, de Francisco de Goya.
|
Nació sin ojos, lengua, orejas ni nariz, y sus padres fueron
quemados el mismo día de su nacimiento, por brujería. Él pudo sobrevivir
gracias a los cuidados del Santo Oficio, bajo la tutela y vigilancia del
Inquisidor General, que lo adoptó, y al que sirvió con abnegación y humildad
toda su vida. Se le encomendaron las más diversas tareas, como limpiar,
trabajar el huerto, ayudar en las ceremonias o levantar el cadalso, azuzar el
fuego y preparar las sepulturas, lo que hacía a la perfección, a pesar de no poder
ver, hablar, oír ni oler.
Un día, en un descuido mientras cargaba leña, se le escapó
un pensamiento y fue condenado a morir en la hoguera, en el solemne auto de fe
que estaba preparando.
Cruel la "santa" Inquisición, injusta, arbitraria. Esto no es nuevo, pero también hábil para cazar herejías a los mudos ciegos y sordos. Esto hay que reconocerlo.
ResponderEliminarLo que no sabemos es si cazar herejes es bueno.
Eliminar