—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
Marina
martes, 22 de agosto de 2023
El escondite
En el trastero de debajo de la escalera pasaste escondido la mayor parte de tu infancia, evitando los gritos y las amenazas de tu madre y las palizas de tu padre. Hoy sigues horas y horas en la buhardilla, que solo abandonas para llevarles a su habitación algo de agua y una pobre ración de comida, lo necesario para calmar tu conciencia y no ver cómo se van deteriorando acostados en la lúgubre cama de la vejez y del abandono. No es dejadez ni maldad, es que nunca les perdonaste que te trajeran al mundo.
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No es dejadez ni tampoco maldad.
ResponderEliminarEs una infancia arruinada.
Hace lo que le dicta su conciencia, alimentarlos y -mínimamente- cuidarlos. Pero no está obligado a hacerlo.
No es dejadez ni maldad, es bondad. Pero la bondad no evita el sufrimiento.
EliminarBastante está haciendo
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
EliminarCada uno carga con lo que le ha tocado y su razón y moral le pide.