Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 16 de diciembre de 2022

Ida y vuelta

Plaza Bib-Rambla, Granada. Ezequiel Barranco

Tras una larga ausencia, me senté a tomar un café en el bar de la plaza del pueblo. El camarero era el fiel retrato de su padre, y la clientela, salvo algunas ausencias, la habitual con más canas y quilos. El sol naciente alumbraba la fuente y las farolas daban un ambiente cálido a la mañana, solo roto por la bocina de algún o el ladrido de un perro. Las palomas revoloteaban y la ciudad comenzaba a moverse. 

Terminado el café, dejé unas monedas en la mesa y crucé la plaza para ir al puestecillo en que de niño compraba chucherías y, más tarde, un cigarrillo que me fumaba con el anciano quiosquero, mientras hablábamos de fútbol o del tiempo.

Al llegar a la esquina y ver el quiosco cerrado, noté el profundo silencio de la ausencia, volví a casa y soñé con una chuchería y un cigarrillo con sabor a añoranza.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. La ida, sea cual sea el camino, tiene un final inexorable más o menos rico según depare la fortuna, el trabajo o el destino. La vuelta es nuestra, llena de imágenes reconfortantes, recuerdos hermosos y píldoras ilusionanes que, nos busquen o las busquemos nosotros, siempre nos harán sentir bien y pasar esos cinco minutos que están con nosotros, mientras cerramos los ojos para que no se escapen.

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