![]() |
Fidelidad, de Briton Riviere |
Tuno siempre acompañaba a su dueño, un viejo limosnero, dormía junto a él en los cajeros, en los parques o o en su chabola, lo seguía en la rebusca en los contenedores y lo defendía cuando se peleaba por un pedazo de pan, una colilla o una botella de vino, con la fiereza propia de un Pitbull bien adiestrado.
Cuando murió el vagabundo, el pobre animal se quedó tumbado, en una espera inútil, junto al banco en que apareció muerto su dueño, hasta que un día se lo llevaron para adiestrarlo para peleas de perros. Lo convirtieron en un animal agresivo, pero fuera de los entrenamientos permanecía triste y apático en su jaula.
Por fin llegó el día de su primera pelea a muerte y lo enfrenaron a otro perro mucho más débil para comprobar así su capacidad real. Tuno no se lo pensó dos veces y se dejó ganar.
No se si mi Sherlock quiere pero estoy seguro que se dejaría matar por mí.
ResponderEliminarIgual que Pompa.
Igual que Sherlock, Pompa y, ahora, Godot, todos suelen ser un ejemplo de fidelidad y entrega.
EliminarLa soledad siempre es un mal aliado ante la vida
ResponderEliminarCuando tu abrazas a la soledad puede ser hasta gratificante. Cuando es la soledad que te abraza ti y, sobre todo si se acostumbra a ser tu acompañante, el dolor es tremendo y la sima a la que te lleva difícilmente salvable, salvo que le plantes cara y la hagas huir.
Eliminar