Mar adentro. Fotograma
Yo era un
perrito faldero apegado a mi amo y su deseo de volar. Un día desapareció y yo
languidecí hasta mi fallecimiento. Fue entonces cuando me reencarné en un
albatros para recoger y acompañar a todos los que sueñan con el mar.
—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
Marina

Marina, de Ezequiel Barranco Moreno
sábado, 20 de marzo de 2021
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Su vocación.
ResponderEliminarPor eso dicen que se crea un gran parecido entre amo y mascota.
Muchas ilusiones vuelan hoy ajenas a nuestras intenciones.
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