El club de los poetas muertos |
Yo era un mal estudiante de literatura, sin imaginación y sin interés por aprender, hasta que un día, mientras conducía a más velocidad de lo recomendable por una carretera peligrosa, no me acuerdo si ajeno o deseoso de mi final, me precipité en el abismo que tanto tiempo había estado horadando. Me reencarné en un maestro, algo que nunca quise ser, y cogí con rabia la cuerda que marcaría mi destino, marcado por el olvido. Aquel día no pude escuchar ningún eco que me gritara: «¡Oh capitán, mi capitán!».
¿Qué sería de este capitán sin su disfraz de carnaval?
ResponderEliminarTermino está noche con esta canción sonora que siempre te honra y nombra.
¡Oh capitán, mi capitán!
Ya se acaba mi aventura
Mis coplas de ayer y de ahora
Ya no son mías, ya son tuyas.
Y esta casa, esta estirpe y este verso.
Y este club de mis puertas muertos.
Y esta canción y este amarte.
¡Oh capitán, mi capitán!
(Comparsa ¡Oh capitán, mi capitán! Carnaval de Cádiz)
Con su vida, su obra y su final ha formado parte fundamental de los poetas muertos y, desde su club, estará escuchando como sus alumnos siguen con su partí ular canción, a la que me simo: gracias, gracias, gracias.
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ResponderEliminarqué triste no entenderos....
ResponderEliminarRelee investiga y saca tus conclusiones.
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