![]() |
Dos leones en la jungla (detalle), de Henri Rousseau |
El jefe de la
tribu, un emprendedor con buenas intenciones pero pocos recursos, no tenía
personal para atender a los turistas que, cada año más, llegaban al poblado; así que decidió reunir a un miembro que cada especie animal y les enseñó a
hablar para que atendieran personalmente —si es que se puede decir así— a cada
visitante.
La idea en principio fue un éxito, pues los alumnos parecían muy motivados con su nuevo
cargo y las posibilidades que se le abrían para el futuro, pero duró muy poco,
ya que enseguida prefirieron hablar entre ellos y
contarse sus cosas, antes que atender a los viajeros, siempre con prisas, tan
aburridos y repetidos con sus historias y preguntas insulsas.
Turismo, más de lo mismo, al final te compras la audio gua
ResponderEliminarLa curiosidad es innata al ser humano.
EliminarBueno. Llevaban razón, siempre hablando de dinero, de sus empresas o jefes, cuando no de mujeres.
ResponderEliminarLas mujeres hablarían de perfumes, de ropa o del servicio (me refiero a ese tipo específico de mujer)
Todo muy monótono y aburrido.
Aunque la conversación de los animales sería algo así como "hoy me he escapado por los pelos de un tigre" o bien "hoy nos hemos comido un Phacochoerus y, de postre, dos Impalas y una gacela Thompson"
También tema recurrente y aburrido.
La rutina existe para todos y, aunque tiene mala fama, en necesaria y beneficiosa, sobre todo porque en ocasiones somos capaces de ignorarla y de saltar la convirtiendo ese momento en una chispa que nos hace humanos (felices o no).
EliminarCurioso relato.
ResponderEliminarAuguro, siento ser tan ceniza, que acabarán aburriéndose de hablar entre ellos también y rugirán, rugirán y gruñirán cuando algo no les guste y se pondrán hechos una fiera.
Hubiera sido mejor enseñarles a escribir.
Gracias por tu comentario, Margarita.
ResponderEliminarA mí, cuando acabé de escribirlo también me entró cierto desasosiego, pero más por los hombres que por los animales, que empezaban una nueva época y eso siempre (o casi) es esperanzador.
Respecto a lo de escribir puede que tengas razón, la escritura es la forma más sincera del habla.