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Grajo y excrementos, de Maruja Mallo |
Descansaba
bajo una encina cuando notó el golpe seco de la deyección de un grajo.
Aturdida, se alejó de aquel árbol y se fue a descansar apoyada en una roca sin
darse cuenta que estaba sucia de excrementos acuosos de un perro al que habían
cebado con comida humana. Resbaló, cayó sobre una inmensa boñiga de vaca y
allí se quedó. Fue ese postrero día de verano el más feliz en la existencia de
aquella mosca.
La felicidad, el Paraíso, el Nirvana Valhalla... Son tan individuales, tan consustanciales a uno mismo.
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EliminarEfectivamente, cada uno es como es, y disfruta como puede. Algunos disfrutan con la mierda, aunque sea metafórica, y muchos, con las mierdas de los demás.
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