Pino derruido, de Félix González |
El viejo pino, vencido por las sombras y el viento, reptaba
bajo el aroma verde y vivo del bosque de coníferas. Vi entonces entre sus
ramas, sobre el tocón de una antigua poda, unas pequeñas acículas que, sin ser
un milagro de la primavera, retaban a su certera muerte.
No era el olmo de don Antonio.
No era el Árbol de la Vida.
No era el General Sherman.
No era el monstruo que vino a verme, o a vernos.
No era Bárbol.
No era el Drago Milenario.
No era el Árbol del Bien y del Mal, que nos enseñó a dudar.
No era el Sauce Boxeador.
No estaba en el bosque que amparó a Blancanieves, ni en el de
los Ents, ni en Sherwods ni en el Bosque Encantado.
Pero estaba ahí, y yo lo vi.
Muy bonito Eze. Tú lo viste y a mí me lo haces imaginar.
ResponderEliminarLos pinares de Rota siempre inspiran.
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