Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 25 de noviembre de 2022

Miradas encendidas

Whale Blowing, de Henry Scott Tuke

Dicen que ver a una ballena muerta trae mala suerte, y soy consciente de traer desgracias a los que me ven en este deplorable estado, tirada en la playa y rodeada de moscas y gaviotas deseosas, como yo lo estoy, de mi fallecimiento en este solitario paraje. Y digo que yo también deseo mi muerte porque después de haber pasado toda la vida en paz, haciendo disfrutar a niños y curiosos con mi tamaño, con mis aleteos y ese chorro de agua que soy capaz de lanzar a más de diez metros, me veo encallada justo aquí, enfrente de una pareja de jovencitos amantes que se miran con unos ojos celestes encendidos de amor y a los que —imperativos del destino— creo traer una desgracia no deseada.

Espero deseosa a que aparezca una luna llena y, con ella, la marea viva que me permita volver al mar y librarlos de tan mal augurio, pero solo asoma un tímido cuarto menguante. Desesperado intento aprovechar la escuálida pleamar para zafarme y librarlos del destino. Aleteo con todas mis fuerzas, intento girar mis seis toneladas de grasa y carne, resoplo, pero casi no consigo moverme. Compruebo, no obstante, que las mosca y las gaviotas han huido y dirijo mis ojos negros encendidos de culpa a la pareja, con la esperanza de que hayan huido también, pero los veo correr hacia mí, seguidos de una horda de jóvenes que, con arpón, piedras, estacas y cuchillos, se me acercan con los ojos encendidos de odio. 

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Las miradas pueden ser verdaderas o no, y siempre son interpretables. Las palabras son palabras, y los actos, actos.

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