Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

sábado, 4 de septiembre de 2021

Cine de verano II: Quema de libros

El nombre de la rosa. Fotograma

Ninguno de nosotros dudaba de la sabiduría del abad, que se obcecaba en enseñarnos la verdad escondida en el misterio de la palabra escrita. Nos habló de la providencia, de nuestros ancestros, del cielo y del infierno, pero nunca nos dijo nada del motivo de su presencia. Solo nos pedía que le prestáramos atención y que recordáramos cada frase, porque, decía, nunca podrá olvidar la escena dantesca del fuego adueñándose de las palabras para borrar el pasado y así dominar el futuro.

            Todos lo escuchamos atención mientras, al fondo, alguien buscaba agazapado un resquicio para quemar el presente.

2 comentarios:

  1. Quizá la alegría, la risa (La Poética de Aristóteles) fue la causa primera del incendio por la intransigencia del monje ciego Jorge de Burgos ¿Borges? que atribuía la risa la potestad de perder el miedo al infierno. Esa puso ser la causa del incendio.
    ¿Habría otra causa similar en el incendio de la biblioteca de Alejandría, en el de la Abadía de Montecasino o en la quema de libros prohibidos por la Inquisicióno la famosa "noche de los cristales rotos" en la guerra mundial.
    En todos los casos hay una causa común: la intransigencia y el odio al pensamiento distinto.

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    1. Siempre ha habido símbolos (la cruz, la manzana verde mordida, las banderas, la corona...) y acciones simbólicas (la revolución de octubre, el sueño de Luther King, la crucifixión, el paso de Armstrong...). La repetida quema de libros nos recuerda el deseo de poderosos insanos para hacer que la humanidad no vea, no oiga, no hable, no sueñe, no sienta y, finalmente, no valga; pero no saben que siempre habrá quien rescate el pensamiento, escriba el presente y sueñe el futuro.

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