The Beatles, de Andy Warhol
Desde
su adolescencia había sido un obsesivo admirador de los Beatles, se hizo
músico, se casó y fue a Liverpool de luna de miel. Tuvo cuatro hijos —Pablo,
Juan, Jorge y Ricardo—, a los que matriculó en el conservatorio al cumplir los
cuatro años.
Los dos mayores se hicieron científicos,
el tercero médico y el benjamín arquitecto. A pesar de que todos alcanzaron
notoriedad en su trabajo, nunca pudo perdonarles lo que consideraba una
traición.
Tanto fue su desprecio que se fueron
alejando y dejaron de verlo hasta su ochenta cumpleaños. Querían que ese día
fuera especial. Se presentaron en su casa vestidos a la usanza de los sesenta, con
las guitarras, el bajo y la batería. Le dedicaron una versión más que digna de A day in the live, su canción
favorita. Terminada la actuación
observaron como balbuceaba en su silla de ruedas y, con el dedo índice
apuntando al techo, contaba los cuatro mil agujeros de Blackburn.
Desagradecidos, ainss.
ResponderEliminarSe arrepintieron, pero ya era tarde.
EliminarTan alto quiso llegar para contar los "four thousand holes" un empujoncito final, "had a smoke" para poder ver los agujeros de los que está lleno el Albert Hall.
ResponderEliminarYo creo que el empujoncito lo notó desde el principio y muchos de los que la escucharon, también
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