Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 27 de octubre de 2017

Epidemia

Hospital de Saint-Paul, de Vicent Van Gogh

A este hospital siempre lo han relacionado con la presencia de espíritus, y aquí estuve ingresado hasta mi fallecimiento, por una tuberculosis muy contagiosa. Desde entones, junto a otros espectros, paseo libremente por el ala sur de la primera planta, hoy abandonada.
Por las noches me entretengo, junto a mis compañeros, en asustar al personal de guardia, con cacofonías, encendiendo luces, abriendo y cerrando puertas y otras travesuras, por llamarlas de alguna manera. Pero conforme ha pasado el tiempo, me he ido quedando solo, y mi capacidad de asustar se ha reducido de forma proporcional a la desaparición de mis compañeros. Ahora soy el único de la planta y, cuando hago algún ruido, la gente bromea acordándose de mí: "ya está despierto Paco".

A veces pienso que he contagiado a mis compañeros de juegos y se les ha negado una segunda oportunidad.

2 comentarios:

  1. A veces releo tus cuentos anteriores y descubro, como en éste, que no he publicado nada, aunque, en mi memoria, sí lo había hecho, refiriéndome a la primera planta de tu hospital.
    Es posible que Paco haya dado el salto a la tecnología y otra de sus travesuras sea borrar los comentarios del blog.
    Divertido.

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