Hospital de Saint-Paul, de Vicent Van Gogh |
A este hospital siempre lo han
relacionado con la presencia de espíritus, y aquí estuve ingresado hasta mi
fallecimiento, por una tuberculosis muy contagiosa. Desde entones, junto a
otros espectros, paseo libremente por el ala sur de la primera planta, hoy
abandonada.
Por las noches me entretengo, junto
a mis compañeros, en asustar al personal de guardia, con cacofonías,
encendiendo luces, abriendo y cerrando puertas y otras travesuras, por
llamarlas de alguna manera. Pero conforme ha pasado el tiempo, me he ido
quedando solo, y mi capacidad de asustar se ha reducido de forma proporcional a
la desaparición de mis compañeros. Ahora soy el único de la planta y, cuando
hago algún ruido, la gente bromea acordándose de mí: "ya está despierto Paco".
A veces pienso que he contagiado a
mis compañeros de juegos y se les ha negado una segunda oportunidad.
A veces releo tus cuentos anteriores y descubro, como en éste, que no he publicado nada, aunque, en mi memoria, sí lo había hecho, refiriéndome a la primera planta de tu hospital.
ResponderEliminarEs posible que Paco haya dado el salto a la tecnología y otra de sus travesuras sea borrar los comentarios del blog.
Divertido.
Subo a la primera y le pregunto a Paco.
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